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ES “Nada se pierde, todo se transforma”

Nada mejor para cerrar el año 2022 que ir a la Reserva Natural de Pilar, donde pasamos el día con Chicos por un Mundo Unido!!

Es un espacio conformado por 297 hectáreas a menos de 2 kilómetros del casco urbano de la Ciudad Del Pilar y del Acceso Norte (Ramal Pilar), sobre 6 km de Ribera del Río Luján, en la provincia de Buenos Aires, dedicado a la protección de la biodiversidad del pastizal pampeano y sus ecosistemas asociados.
Intentaré relatar el día como si fuera un diario, con las voces de distintos chicos que también pasaron el día allí.

Mucha gente pequeña en lugares pequeños…

Al llegar, ya se sintió unidad entre todos con un gesto tan importante que hizo Graciela, la fundadora. Nos dijo que nos pusiéramos en una ronda para vernos todos las caras y estar en el mismo lugar, sin ningún nivel de importancia.

Nos mostró una foto, en la que al verla todos quedamos con la boca abierta. ¿Quién se hubiera imaginado que esta reserva, la cual es hogar de muchas especies de aves y animales, fuera un basural? Sí, así lo era.  Pero gracias a todo su trabajo y el de los voluntarios lograron recuperar ese lugar inmenso que parecía estar perdido. Me recuerda a aquella canción de Jorge Drexler, “nada se pierde, todo se transforma”.

Comenzamos la recorrida, y Graciela nos habló de mariposas y orugas, de cómo el ser humano mata a las orugas por ser un bicho feo y peligroso pero al mismo tiempo le gusta las mariposas. Quiere tenerla pero no soporta la primera etapa.
Al caminar por el sendero, vimos un auto enterrado. Por más que fuera un aspecto negativo, ella nos contó cómo la naturaleza lo supo aprovechar, siendo este un hogar para animales como los peludos.

Seguimos caminando por el puente, y nos contó sobre la importancia de los humedales, por ser principales “esponjas” que retienen, almacenan agua e impiden que haya inundaciones.

Vida en abundancia

Nos mostró distintas especies de tortugas, y aprendimos sobre las diferencias entre los machos y las hembras. También el cráneo de un coipo, zorro, y el cuerpo de un peludo.

A orillas del río Luján, Graciela nos contó que la acidez del rió se debe a la contaminación.

Una misma red

A través de un juego con tarjetas de descripciones de animales y especies de plantas que habitan allí en la reserva, nos dimos cuenta que ningún animal es “malo”. El único animal malo es el ser humano ya que los demás contribuyen a un ecosistema estable, mientras que el ser humano lo altera. Entendimos la importancia de esto: uno no puede subsistir sin el otro.

Especies en extinción: las plantas autóctonas, la única solución

Durante todo el recorrido nos contó sobre la importancia de tener especies nativas y eliminar las exóticas. Las especies invasoras al no tener una especie controladora hacen que estos invadan al ecosistema, y como consecuencia hace que la flora y fauna no puedan subsistir. Es por eso, que al final realizamos una acción concreta al respecto: el control de lirios. La famosa canción dice “los lirios del campo…”. Todos pensábamos que los lirios eran autóctonos, pero no. Cuando empezamos a nombrar plantas y árboles, ¡nos dimos cuenta que ninguna especie era nativa!

Entonces, luego de este pequeño relato, les preguntamos a los chicos que estaban ahí

¿Qué aprendieron?

“¡Me pareció una experiencia inolvidable! ¡Fue demasiado hermoso! Unas de las cosas que aprendí fue que toda la naturaleza se necesita entre sí para vivir y que el ser humano lo está impidiendo con sus actos. La Acción es de hacernos conscientes de nuestros actos.” Lauty, 12 años

El viaje a la reserva natural me pareció genial. Aprendimos mucho sobre los animales y su forma de hábitat. Vimos a un quirquincho y sus cuevas, tortugas. Aprendimos sobre las plantas y los humedales. Me llevo un hermoso recuerdo y anécdotas.” Magali, 8 años

“¡Me pareció entretenido y educativo! Aprendí que algunas plantas pueden matar a otras que no sean de su especie y de las mariposas que pueden vivir más que un sólo día.” Soledad, 14 años

“Aprendí que el ser humano no cuida la naturaleza y que todas los seres vivos dependen entre sí para coexistir. Y aprendimos todo, para poder de a poco concientizar y generar un cambio.” Kevin,16 años

¡Me sentí muy contenta con este viaje! Aprendí sobre los distintos tipos de mariposas y sobre los árboles para cuidar el medio ambiente. Vimos dos caparazones de tortugas de agua y había plantas malas que eran venenosas para otras plantas y hacían daño a la piel de los seres humanos.” Valentina, 11 años

¿Qué es para ustedes la reserva?

“A mí la reserva de Pilar me parece un lugar al que es tan interesante como importante ir. Te da no solo la posibilidad de disfrutar y aprender a valorar a la naturaleza, si no que también a cuidarla entre todos. Es una muy interesante experiencia para relacionarte con otras personas y compartir ideas, opiniones y momentos.
Los voluntarios de la reserva, apasionados y siempre dispuestos a colaborar con el cuidado del medio ambiente, te enseñan de la forma más divertida sobre la importancia de un ecosistema sin la interferencia negativa del ser humano.” Josefina, 15 años

“La reserva para mí es un lugar de aprendizaje y de educación. Este es realmente el objetivo por el que vine de Alemania y estoy como voluntaria aquí. Pero también es un lugar para relajarse y conectar con la naturaleza. Además para mí la comunidad de guardaparques y voluntarios es muy importante ya que generan mi ambiente cotidiano. ¡Lo más lindo es que ellos se comprometen a los mismos objetivos que yo! ¡Es realmente un lugar muy especial para mí!” Marla, 18 años

Para mí la Reserva es un lugar que me permite estar en contacto con una parte de la Creación y comprobar que todos estamos conectados.
Me permite también, estar con las personas que la visitan y que, a veces, tienen miradas diferentes de la realidad. Puedo dar mi granito de arena para que este lugar sea cada vez más como Dios lo pensó.” Mónica Manolio

por Valentina Mucchiut, redacción Teens Conosur

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