Una vez más la Mariápolis Lía, recibió a cientos de jóvenes y adultos, que llegaron desde Paraguay, Uruguay, Chile y de distintos puntos de la Argentina, el pasado 25 de septiembre de 2023 para encontrarse y celebrar 30 años de la Fiesta de los Jóvenes.
Pero…¿qué es la Fiesta de los Jóvenes (FDJ)?
Sin duda es un momento de encuentros y reencuentros, de alegría. A quienes ya fuimos y conocemos la Mariápolis hablar de esta fiesta nos resulta natural entre nosotros. El problema aparece cuando tenemos que invitar a nuestros amigos que no conocen la Mariápolis o el Movimiento de los Focolares, porque es difícil definir lo que vivimos, poner en palabras una experiencia de vida.
Nos cuenta Maru que llegó desde Resistencia, Chaco: “Mis amigos me preguntaron, ¿por qué vale la pena viajar 1150 km por un fin de semana? Traté de explicarles algo, les conté que me recarga saber que hay otros jóvenes en el mundo que viven el mismo ideal que tengo yo, el ideal de la unidad”.
¿Qué tiene en particular la Mariápolis que invita a regresar?
Aureliano de Córdoba contó: “Me gusta la Mariápolis porque es un lugar que nos permite darnos una pausa de nuestra rutina, y de la escuela. Puedo relajarme, caminar tranquilo. Algo que me gustó mucho de esta FDJ, fue que cuando regresábamos a Córdoba, en el colectivo, hicimos una ronda para conocernos más entre los jóvenes con los que viajaba, me sentí menos aislado.”
Cada año quienes están haciendo la experiencia en la Mariápolis eligen un lema que describa lo que fueron descubriendo en sus días allí. Además, para llevar adelante la fiesta realizan intervenciones artísticas, canciones propias, atravesadas con experiencias vividas por ellos
“Nuestras raíces para una nueva historia” fue el lema elegido. Es la perfecta invitación a poder pensar en quiénes y qué cosas formaron nuestro presente, porque gracias al paso de las personas y las experiencias es que hoy podemos ser lo que somos. Y poder desde ahí pensar nuestro futuro.
Cheli Sánchez, una jóven de 19 años de Resistencia, Chaco nos contó que “Llevó mucho amor para dar, porque cree que la Mariápolis enciende tu llamita para que podamos salir e irradiar este amor y unidad. Cuando estamos allí solo vivimos el momento presente, disfrutando y viviendo con y por el otro, compartiendo anécdotas, respirando aire de unidad, para que al volver a nuestras ciudades poder ser nosotros los que irradiemos amor y unidad”
La fiesta nos renueva, nos impulsa a volver a nuestras ciudades y a nuestra rutina con ganas de construir relaciones verdaderas. Además nos da fuerza para seguir creyendo que es posible el mundo unido y que no estamos solos en esto, sino que hay muchas otras personas viviendo por lo mismo en el mundo.
Valentina, una de las jóvenes que actualmente está haciendo la experiencia en la Mariápolis, nos compartió que “La fiesta fue muy especial, pero no sólo el evento en sí, sino el antes y el después también. Cuando dicen que “el camino es la meta” es realmente verdad, yo lo sentí así. Ese día estuve en el conjunto, la banda musical de los chicos que hacemos la experiencia. La verdad que nunca me hubiera imaginado cantando arriba de un escenario, pero creo que fue posible gracias al vínculo formado entre todos. Me sentí realmente libre, en mi mejor versión, y eso no me lo voy a olvidar jamás”. Agregó, “Elegimos como lema “Nuestras raíces para una nueva historia”. Y desde que empezamos a pensar en el lema y en la fiesta, se notó en cada miembro de la Mariápolis, no sólo de la escuela, un cambio, un mirar hacia adentro, aceptar de dónde venimos para poder ver un futuro en el presente. Fue un regalazo”
María Quenardelle, acompañó a un grupo de jóvenes a la fiesta y nos contó: “Fue un placer enorme haberles acompañado. Es una experiencia formidable, rodeada de juventudes sanas.Viene con 20 años menos”
¿Cómo podemos vivir aún hoy, en lo cotidiano, lo vivido en la fdj?
Kevin, uno de los jóvenes que fue desde Buenos Aires nos comparte que “Cree que amándonos y haciendo cumplir la regla de oro todo el mundo puede vivir como se vive en la Mariápolis”.
La Mariápolis representa otra forma de vivir, de compartir la vida, de celebrar. Tratamos de que no todo sea superficial, no buscamos hacer algo para gustarle o demostrarle algo a alguien, más bien es el momento en donde se busca compartir y conectar con quienes te rodean. Estamos felices de tener un ideal de vida.
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por María Ortíz y Constanza Saad – Redacción Teens Conosud
