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ES | Clases virtuales y el detrás de cámara.

La pandemia trajo una nueva modalidad a la hora de “ir al colegio” y nuevas inquietudes: ¿por qué no prendemos las cámaras?

La pandemia trajo una nueva modalidad a la hora de “ir al colegio”. Aulas virtuales, nuevos códigos que aprender, “estás silenciado”, “desmuteate”, ¡por favor prendan las cámaras! el pedido casi suplicando de los profesores. Pedido que a lo largo de todo un año no sucedió ya que observamos que se mantuvieron apagadas.

Desde la redacción Teens investigamos sobre las causas que llevan a los alumnos a ocultarse detrás de sus dispositivos.  Realizamos una encuesta para saber los motivos que tienen los adolescentes para no encender la cámara al momento de participar en las clases. Pudimos recabar que el 40,9 % de los 37 encuestados no lo hace por falta de conexión a internet; el 40,9% se siente muy observado; al 9,1% le incomoda verse a sí mismo y al otro 9,1 % no le interesa la clase.

“Soy de esas personas que involuntariamente está fijándose cómo se ve en la cámara, como me ve el otro y no puedo concentrarme en lo que realmente tendría que prestar atención –cuenta Emilia de 18 años, de Chubut–. Además de que normalmente cuando estoy en una videoconferencia tengo a mi familia alrededor y es complicado no hablarles, o que pasen detrás de mí, etc.”

En tanto, Constanza, de 17 años, vive en Buenos Aires y explica que “no prendo la cámara porque veo que nadie lo hace. Yo tampoco lo voy a hacer porque es como una traición al grupo, ya que si lo hago expongo a mis compañeros ante la profesora, que va a pensar todo el resto no le presta atención. Me siento muy observada por el resto y supongo que los demás sienten lo mismo. Es más, no la prendemos porque no nos obligan a hacerlo. A decir verdad, mi autoestima bajó mucho con el tema estético y cada vez es peor. A pesar de todo esto, el otro día prendí la cámara en una clase y me di cuenta que no era tan difícil como pensaba.”

Dialogamos con la Licenciada en la Licenciada en Psicología Belén Fernández Moores, miembro del equipo Valores Vivos,  y nos ayudó a ir en profundidad y comprender el porqué de estas actitudes que hemos notado en tiempos de pandemia y virtualidad.

¿Por qué a los adolescentes les cuesta verse a sí mismos?

Lic. Belén:  Durante el período de la adolescencia –que va de los 10 a los 19 años aproximadamente– se producen varios cambios y logros fundamentales para la vida de un ser humano. El cambio más notable es el cambio físico, dejar el cuerpo infantil y empezar a reconocer un cuerpo desarrollado. Pero también se producen otros cambios como por ejemplo en el pensamiento, en procesos cognitivos, en la relación con sus pares, en la modalidad de vínculo con los adultos, entre otros.

Uno de los mayores logros hacia el final de esta etapa tiene que ver con la conformación de la identidad y personalidad. Éstos son los trabajos más importantes que tiene que llevar a cabo el adolescente, le insume mucha energía, abruptos e intensos cambios de humor y sentimientos encontrados constantes. Verse a sí mismos, reconocerse tal como son, no es un trabajo sencillo en esta etapa en la que todo es tan cambiante.

¿Qué rol juega la imagen en estos tiempos?

Lic. Belén:  La construcción de su imagen corporal e identidad siempre fue un desafío para el adolescente de cualquier siglo. Lo que ocurre en la actualidad es que, con la llegada de las nuevas tecnologías, es fácil el acceso a las figuras de identificación para construir su imagen es mucho más variada, diversa y efímera. Hay un cambio constante y sumamente veloz en “lo que está de moda” o “te hace pertenecer” que funcionan a modo de ensayos para que luego cada uno elija siendo fiel a su originalidad.

Por eso, el desafío más grande que tienen los adolescentes de hoy es poder ganar seguridad en sí mismos y crecer en autoestima por medio de la construcción de vínculos sólidos y saludables durante todo el desarrollo de su etapa, en un contexto con exceso de oferta y muchas veces sin límite.

Quererse, cuidarse y aceptarse tal cual cada uno es a nivel físico y personal, en su originalidad y autenticidad, más allá de las múltiples figuras de identificación a las que tienen acceso, es el gran desafío actual. El primer paso de la aceptación es conocerse a sí mismos. El proceso adolescente dura esa cantidad de años porque se necesita tiempo para ver los cambios, reconocerlos, aceptarlos y elegirlos. Todo el proceso de la adolescencia es un entrenamiento sobre la elección de su ser, y por ende de su imagen.

El primer paso de la aceptación es conocerse a sí mismos.

¿Por qué los chicos se sienten tan observados?

Lic. Belén:  Por todo esto es común que los adolescentes se sientan con frecuencia observados o incluso juzgados (aun cuando nadie esté realizando un juicio de valor real sobre ellos). Ese sentimiento de estar siendo observados, señalados o juzgados tiene que ver con que al estar en pleno proceso de cambios su estado frente a lo que ellos creen que es la mirada del otro cobra una mayor dimensión y ellos se sienten más vulnerables ante esa mirada. Por supuesto que no se puede generalizar, algunos adolescentes sentirán en mayor o menor medida la mirada del otro como invasiva (o constructiva) a su intimidad y privacidad. Eso dependerá de los recursos que cada uno tenga y haya logrado obtener a lo largo de su vida.

Nos damos cuenta que aunque a veces no nos sintamos cómodos con nuestra imagen como decían Emilia y Constanza, tenemos que entender que como adolescentes estamos en proceso de querernos así como somos. Es nuestro gran desafío.

Por Unelén Morales y Valentina Mucchiut.

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