in , ,

ES| Chiara Luce Badano

“Si tú lo quieres, Jesús, yo también lo quiero.”

Un día como hoy, 29 de octubre, pero de 1971, nacía la beata Chiara Luce Badano, una joven italiana reconocida por su alegría, su fe y su entrega a los demás y este año se cumplieron 15 años de su beatificación. Fue beatificada por el Papa Benedicto XVI el 25 de septiembre de 2010. La Iglesia celebra su memoria litúrgica en su fecha de nacimiento, para poder recordar así su vida y su testimonio de santidad juvenil.

Chiara Luce Badano nació en Sassello, Italia, y falleció el 7 de octubre de 1990. Sus padres, Teresa y Ruggero, desde pequeña le hablaron de Jesús, y así ella aprendió qué es el amor.
Durante su infancia y adolescencia fue educada en el Liceo Gabriello Chiabrera di Savona. Creció como una joven alegre, sencilla y sociable. Le gustaban los deportes, tocaba la guitarra, la naturaleza conocía todas las canciones de moda y soñaba con ser azafata.

A los 9 años se unió al Movimiento de los Focolares, donde aprendió a vivir el Evangelio con alegría y entrega a los demás. Allí conoció también a Chicca, su mejor amiga.

Hace unos años, tuve la oportunidad de conocer a su mamá Teresa y a su mejor amiga, Chicca, yo tenía apenas 9 años. Conversé con ellas, me firmaron una foto de Luce. Recuerdo que se sentía paz en el ambiente y yo tenía una sonrisa enorme. El primer contacto que tuve fue cuando una persona le avisa a Teresa que había una nena que la estaba esperando, y ella se detiene, me saluda, me pregunta por mi nombre y le conté que mi hermana me había regalado la imagen de Chiara. Me la firma.
También estuve con Chicca, le di uno de los libros sobre la vida de Chiara Luce, que me acompaña siempre, para que lo firme y se quedó mi señalador.

Teresa compartió que estaba visitando distintos lugares, contando sobre Chiara Luce porque antes de morir, Chiara le pidió que le cuente a todos su historia, lo que Dios había hecho en ella.

Fui acompañada con mi mamá y mi abuelo, él le repetía a Chicca “Sono il nonno”, ella se reía y le festejó que me haya acompañado. 

Hoy en día me pongo a pensar lo grandioso que fue conocer a estas dos personas tan importantes para Chiara. Que hayan vivido la experiencia tan cercana de compartir con una “santita” y que nos den sobre todo la posibilidad de conocer experiencias concretas de su vida.

Algunas experiencias
Su madre la invitó un día a donar algunos de sus juguetes. Al principio se negó, pero al poco tiempo comenzó a separarlos diciendo: “este sí, este no”. Cuando su madre le preguntó qué hacía, Chiara respondió: “No puedo dar juguetes rotos a los niños que no tienen. A ellos les daré los mejores”.

En otra ocasión, sus padres le enseñaron el valor de la verdad. Un día llegó a casa con unas manzanas, y cuando le preguntaron de dónde las había sacado, confesó que las había tomado del árbol de una vecina. Le dio vergüenza devolverlas, pero fue valiente y lo hizo.

Cuando recibió dinero por su cumpleaños, lo envió con un misionero a África para ayudar a los niños enfermos.
En la escuela trataba de amar a todos; incluso a un compañero que solía burlarse de los demás, a quien se acercó para perdonarlo.


Una vez, la abuela de su amiga Roberta estaba sola, y Chiara pidió a su madre que preparara el mejor mantel porque “hoy vendrá Jesús a almorzar con nosotros”. Visitaba también hogares de ancianos, como al que asistía la señora Esperanza, a quien lavaba y peinaba el cabello y se llevaba su ropa a casa para lavarla.

De mayor, acompañaba a un grupo de niñas para que descubrieran cuánto las ama Dios. Les preparaba obras de teatro, se vestía de payaso y compartía con ellas su alegría.

A los 17 años, mientras jugaba al tenis, comenzó a sentir un fuerte dolor en el hombro. Los médicos descubrieron que padecía un osteosarcoma, un tipo de cáncer óseo muy agresivo. Ante el diagnóstico, no se derrumbó: le llevó apenas 25 minutos aceptar la voluntad de Dios. Desde entonces repetía su famosa frase:
“Si tú lo quieres, Jesús, yo también lo quiero.”

Durante su tratamiento, a pesar del dolor y el cansancio, siguió amando y sirviendo. Visitaba a una chica que se encontraba en la habitación de al lado, le lavaba el pelo y, cuando su madre le pedía descansar, respondía: “Tendré tiempo para descansar”.

Cada persona que la visitaba se iba con una sonrisa y alegría en el corazón, porque entre ellos como ella decía estaba Jesús en medio.


Partió hacia el paraíso con tan solo 18 años, dejando un ejemplo de fe, esperanza y alegría en medio del dolor y se convirtió en Beata, modelo para todos por la maravillosa vida extraordinaria que llevó.

Al conocer la vida de Chiara Luce Badano me siento muy inspirada por su forma de vivir con alegría, fe y esperanza. El decidir enfrentar todo con una sonrisa y confiar en Dios, incluso en los momentos más difíciles. Me hace pensar que se puede ser feliz ayudando a los demás y valorando cada día, sin dejar que los problemas te saquen la esperanza. Su ejemplo me motiva a ser mejor persona, a no rendirme y a vivir con más amor, fe y alegría, buscando siempre lo que realmente vale la pena.

por Chiara Levrino – Redacción Teens Cono Sur

One Comment

Leave a Reply

Vélemény, hozzászólás?

Az e-mail-címet nem tesszük közzé.

ES| Desafío