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ES | Una experiencia que nos motivó a amar más

Caminando hacia Luján: esperanza, entrega y servicio

A días de la 47° peregrinación a Luján, que movilizó a jóvenes y adultos exterior e interiormente desde Liniers a la Basílica, caminando 60km a pie, algunos de los Teens se sumaron a esta movida. Te contamos qué vivieron los protagonistas

Experiencia de una peregrina

¡Hola! Mi nombre es Valentina, y tengo 17 años. Fue una experiencia totalmente nueva para mí que jamás voy a olvidar.
Para empezar, aunque sólo caminé 17 km, ya empecé caminando con mucha entrega. Fui para entregarle a María todos mis miedos, inseguridades y preocupaciones; pero también para agradecerle lo afortunada que soy de tener la vida que tengo.

Al principio fue charlar con varios amigos que me fui encontrando ahí, y terminé rezando un rosario con una amiga que me llenó el alma. Siempre me aburrió rezarlo, pero pedir en cada mostacilla por alguien; pedir perdón; o agradecer me mantuvo en pie para seguir caminando. Me volví con más ganas de entregarle mi día a día a la virgen, a tenerla más presente. Ver que había tanta gente del bien, que había llegado a Luján después de horas y horas me dió mucha esperanza. ¡El año que viene voy por más!

Otra forma de caminar

¡Soy Celeste! Fue una experiencia muy linda y emocionante el hecho de servir a la gente a través del amor sin importar ningún obstáculo. La gente se te abalanzaba y todos deseaban bendiciones las cuales llegaban al corazón. Después, volviendo a casa, mi alma era puro regocijo y alegría.

“Hola, soy Antonella y tengo 18 años. Un sábado a la mañana estábamos ahí, mientras que perfectamente podríamos estar durmiendo. Yo colaboré cortando naranjas y bananas, y luego llevándolas en bandejas. Estábamos todos con el mismo fin de colaborar y ayudar para que los peregrinos tuvieran un aliento. Me impresionó también que no sólo éramos adolescentes y adultos los que ayudamos, sino niños.
Más tarde empezó a llover y todos seguíamos ahí. No teníamos paraguas ni nada. Era lindo sentir que el otro se sentía acompañado con algo tan simple como una naranja. Sentía que la juventud no estaba perdida. El mundo no lo estaba.”

Las tres, ya sea caminando o cortando frutas, coincidieron en que el sábado 3 de octubre vivieron una nueva experiencia que las llamó a amar más. “Nuestra alma hoy está totalmente en movimiento, y seguramente los corazones de las otras miles de personas que estuvieron ahí ese día también se volvieron llenos de alegría. ¿Imagínense si cada vez fuéramos más? ¡Ya con pensarlo me parece una locura!”

Valentina Mucchiut, redacción Teens Conosur

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